COMENTARIO DE TEXTO

«Actualmente la cultura no sólo está cortada en piezas sueltas, sino también dividida en dos bloques. La gran disyunción entre la cultura de las humanidades y la cultura científica, iniciada el siglo XIX y agravada a lo largo del siglo XX, comporta graves consecuencias para ambas. La cultura humanística es una cultura genérica que, mediante la filosofía, el ensayo, la novela, nutre la inteligencia general, afronta los grandes interrogantes humanos, estimula la reflexión sobre el saber y favorece la integración personal de los conocimientos. La cultura científica, de naturaleza bien distinto, separa los campos del conocimiento; produce admirables descubrimientos, teorías geniales, pero no una reflexión sobre el destino humano y sobre el futuro de la misma ciencia. La cultura de las humanidades tiende a volverse como un molino falto del grano de los descubrimientos de la ciencia sobre el mundo y sobre la vida, que habrían de alimentar los grandes interrogantes; la ciencia, privada de reflexión sobre los problemas generales y globales, se vuelve incapaz de plantearse a sí misma y de concebir los problemas sociales y humanos que suscita.
El mundo técnico y científico ve la cultura de las humanidades sólo como un ornamento o un lujo estético, cuando, de hecho, ésta favorece lo que Simon llama el 'general problem solving', o sea, la comprensión general que la mente humana aplica a los casos particulares. El mundo de las humanidades sólo ve en la ciencia uno conjunto de saberes abstractos o amenazadores.»


MORIN, Edgar. Tenir el cap clar. Per organitzar els coneixements i aprendre a viure. Barcelona: La campana, 2001. (Pág. 18-19)