COMENTARIO DE TEXTO

"El homo habilis comenzó a construir herramientas hace unos dos millones y medio de años. Lo más antiguo que hemos encontrado es una ligera lasca de no más de veinticinco centímetros de largo, afilada y dentada, de posible uso polivalente: atacar, desgarrar, arma defensiva, cazar. Éste es el verdadero salto cualitativo del homo habilis, la frontera con el resto de los animales. En todos los lugares donde se han hallado restos de homo habilis, o erectus y, por supuesto, sapiens aparece esa frontera: creación de herramientas en complejidad creciente, es decir, lo que entendemos como habilidad técnica o simplemente técnica. El pájaro rompe / huesos puede utilizar una piedra para romper los huesos o tirarlos desde las alturas, pero no es capaz de utilizar la piedra para defenderse o para adornarse, ni de modificar la piedra para algún otro fin. “Actos técnicos, decíamos, no son aquellos en que el hombre procura satisfacer directamente las necesidades que la circunstancia o la naturaleza le hace sentir, sino precisamente aquellos que llevan a reformar esa circunstancia eliminando en lo posible de ella esas necesidades, suprimiendo o menguando el azar y el esfuerzo que exige satisfacerlas.” En eso reside la diferencia entre el animal atécnico y el animal técnico que es el hombre. La técnica del resto de animales es repetitiva e intuitiva, la llevan a cabo aunque los fines ya no sean posibles. Sin pecar de antropomorfismo podemos afirmar que la técnica del homo habilis es pensada, comprendida, relación de medios y fines polivalentes, y propia del entendimiento. "
EL HOMBRE Y LA TÉCNICA
Agustín González Gallego Catedrático de Antropología Filosófica. Vicerrector Universidad de Barcelona.