¿QUÉ ES LO REAL?

La pregunta por la realidad , a la vez que sorprendente (pues a menudo aceptamos lo que percibimos como real , sin cuestiones añadidas) es inquietante ya que hace que nuestras verdades más asumidas comiencen a tambalearse.
Tendemos a creer que la imagen que, tras la sensación, aparece en cuestra mente, es real, que los conocimientos acerca de lo que nos rodea corresponden con lo que la realidad es en sí misma. Por ello, al comenzar a reflexionar sobre lo real, no sólo aparece en nosotros la duda sino que , a la par, comienza el escepticismo total y con él la consideración de la pregunta por lo real como un absurdo.
Sin embargo, no está de más hacerse algunas preguntas que nos ayuden a desvelar el cúmulo de opiniones que se erigen en verdaderas cada día de nuestra vida y que determinan nuestra forma de enfrentar la realidad y de concerbir esta.

¿Qué relación se puede establecer entre nuestros pensamientos acerca del mundo que nos rodea con este mismo mundo? ¿Es nuestro pensamiento capaz de conocer el mundo real; podemos nosotros en nuestras ideas y conceptos acerca del mundo real, formarnos una imagen exacta de la realidad?

La mayoría respondera de inmediato a las preguntas planteadas sosteniendo, dogmáticamente, que real es lo que percibo y lo que pienso, sin más, y que cuestiones de este tipo en nada contribuyen a la vida por lo que deben ser descartadas por absurdas.

No quiero desanimar a la gran mayoría pero conocer lo que nos rodea y saber de su verdad es tarea imprescindible.
Quizás si nos percatamos de que los sentidos pueden engañarnos, de que lo que percibimos no es más que contingencia, variabilidad, de que nuestra mente interpreta los datos de los sentidos a su antojo convirtiéndolos en pura subjetividad,... no tengamos más remedio que levantar la cabeza, mirar fijamente alrededor y reflexionar sobre lo que creimos incuestionable.

Porque real es lo que nos rodea, pero de esto poco sabemos pues los sentidos nos ofrecen una pequeña parcela de lo existente (no percibimos átomos o bacterias a simple vista, por ejemplo).
Lo real, decimos, es lo que consideramos como tal. Un suceso, decimos, es real si se ha producido y si alguien puede decir algo al respecto del mismo pero no nos planteamos cómo construimos ese mundo interno de interpretación de sucesos que tendemos a convertir en verdad absoluta e indiscutible.

Lo cierto es que tendemos a construir lo real , lo universalmente válido, a partir de la visión reducida de lo que nos rodea o bien haciendo uso de múltiples informaciones ( a veces manipuladas), creencias (a veces injustificadas), ideas ( pocas veces contrastadas) y prejuicios derivados de la costumbre y la tradición sociocultural. Construimos un mundo propio con estos escasos materiales y afirmamos con rotundidad que ese mundo , que existe sólo en mi propia mente , que se construyó desde la subjetividad, es imagen refleja de lo real.
Pero lo real abarca un campo más extenso que el de mi mundo, el que he construido yo con mis materiales.

Lo real es lo que nos rodea, lo que está frente a mí , aquello de lo que nada puedo afirmar con la seguridad de acertar. Lo real es incierto y , por ello, aunque sea erróneamente, construimos un mundo al que identificamos con la realidad. Porque necesitamos otorgar un sentido y una explicación a lo que nos rodea y eso sólo es posible imaginando, no demostrando.

Ahora puedo preguntarme para qué sirvió la pregunta si me hace caer, aparentemente, en una respuesta inquietante y poco certera.
Preguntar sirvió para darnos cuenta de la necesidad de compartir puntos de vista, de la necesidad de empatizar con los otros, de lo subjetivo que es el plantemiento de cada sujeto e, inevitablemente, de la necesidad de reflexionar en la búsqueda de la verdad universal y no caer alegremente en brazos del dogmatismo.

Rosa R.
Profesora de Filosofía